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miércoles, 31 de octubre de 2012

Era de madrugada y, sin embargo, llovía...

La frase más estúpida de la literatura, el paradigma de la mala literatura, a menos que estés en un país de Europa en diciembre, donde de madrugada no suele llover, supongo, sino helar.
Se podría escribir:

'Era diciembre. Una madrugada fría. Había nevado las noches anteriores, y permanecíamos acurrucadas en el suelo, tratando de dormir. Yo perdí el sentido varias veces. Tosía mucho. Manchaba el suelo al toser.
Era de madrugada y, sin embargo, llovía. Una lluvia fina que convertía aquel camino polvoriento en un barrizal asqueroso y frío, mientras la nieve se derretía en el agua y se mezclaba con la tierra.
Era de madrugada y, sin embargo, llovía'.

¿Ves?, ya hemos arreglado la maldita frase. Sin embargo llovía, porque no solía llover, sino nevar y helar.

Así sucede con muchas situaciones, que parecen estúpidas hasta que comprendes sus motivos. Hay un motivo para todo. Para todas las frases, para todas las circunstáncias. Ah, sigo poniendo acentos donde no toca. Antes no fallaba nunca con los acentos. Eso me sucede con muchas cosas, que antes no me pasaban.
Antes. Circunstancias.
En un tiempo anterior.

Y, sin embargo (no llovía) era el tiempo presente. Antes era el tiempo presente, y ahora es el tiempo presente. Y mañana será el tiempo presente.

No hay otro tiempo que el presente.
Llovía en un tiempo presente, así que llueve hoy.
Aquella madrugada es el tiempo presente.
¿Habrá forma de evitar ese presente?
¿Habrá forma de dejar de estar de madrugada, con una lluvia asquerosa y fría?

Es extraño estar de madrugada con una lluvia asquerosa y fría y, sin embargo (no llovía), estar aquí, o allí. Imagino un 'allí' que me guste: un salón de escritor, con muebles de madera, y un adorno sobre la mesa, un adorno plateado.
Como en el del padre de mengano, aquel del cole que era rico. (Que era rico me enteré años después, y por eso comprendí muchas cosas, también).

No, no toso sangre. Estoy sano.
Ni siquiera soy una mujer.

Resulta extraño estar en el tiempo presente, y saber que siempre es presente.
Para todos, para todas.
Para quienes caminaban por un camino polvoriento en diciembre, y tosían sangre, y tenían frío.
¿Sabes?

Siempre hay un momento en que el cuerpo se niega a levantarse del suelo.

Siempre hay un momento en que debes seguir adelante, y no mirar atrás.
Sigue caminando, no mires atrás.
Hazlo por mí.
No mires atrás, oigas lo que oigas.

Compartiremos este tiempo presente.
Este tiempo frío y gris.

¡Ah!, y coge mi bufanda. Te hará falta.